31 may 2013

Rock & Roll is dead, and that’s ok!


Es común escuchar en algún momento o lugar alguna persona que dice “ya no hay músicos en esta época” y, también, más específicamente “ el rock esta muerto”. Si alguien se pone a analizar los argumentos de estas personas, tal vez, y muy probablemente, se puede observar que tendrán el mismo argumento: que a comparación de otras épocas, ya no se es capaz de señalar a algún artista ( o músico) que sobresalga como en aquellos tiempos. Esto es un problema que no solamente afecta a la música, sino también a todos los movimientos artísticos. Una incredulidad ante los ídolos, un nihilismo que ha invadido a todos los jóvenes de las nuevas generaciones, que se viene dando desde los sesenta y que nosotros no somos más que el producto intimo de ello.

Cuando escucho a estas personas hablar no puedo evitar pensar: “la muerte del rock n roll” tal vez ha sido lo mejor que le pudo haber pasado. Si nos remitimos un poco a sus inicios, antes de que fuera constituido propiamente como rock n roll, los músicos de Jazz y R & B, todavía no eran un estilo de música que se pudiera llamar propiamente “popular”. Estos estilos aun eran géneros musicales que se escondían en los bajos mundos que existen dentro de una ciudad. Se tocaba en bares o salones un par horas con el fin de obtener tal vez unas bebidas, tal vez una pequeña cena, y si bien te iba te alcanzaba para la “cura”. Tal como lo sería, un ejemplo, Charlie Parker, que vivía en un garaje con su saxofón buscando sobrevivir el siguiente día. No había pues un sentido de progreso o de bienestar que se buscará sino simplemente pasar el rato. Con la popularización del Swing y la creación del rock & roll esto se empieza a perder.

El rock y roll empieza a crecer y crear otra ética, la idea de que el músico es alguien a quien se debe admirar y apreciar. No cabe duda que los músicos son la voz de cada generación y no hay porque negar que el rock & roll es el sonido de una generación inmersa en la plenitud de la industrialización. El paso a la reproducción rápida y barata que niega de algún modo el valor de la lentitud. Ahora bien, el sentimiento que se comienza a gestar entre estos individuos es el llegar a un fin, a la fama, el dinero, aceptación y ser alguien ante los demás. Esto llega hasta nuestros tiempos en la actualidad en el que el rock & roll se ha convertido en la puta de los pequeños empresarios. Pasa a ser una burla de música en donde ya no se encuentra ningún tipo de peligro. Todo está simulado por pequeños burgueses que buscan cómo jactarse de la música para entrar al mundo del “arte”, que tanto idolatran.

            Es el sentimiento de lo “fugaz”, “Fugazi!” el que todavía rige lo underground. La emoción de saber que lo que haces no va a llegar a nada, es simplemente un hacer por hacer. Tocar por tocar. No hay fin que exista detrás del camino, el camino es el fin! Lo importante no es llegar a una ciudad, tocar y saber si le gustaste a las personas o no, sino simplemente llegar. Se crea un par de canciones, tocas un par de meses y la banda desaparece. Sacas unos demos, se acaban, sacas otro demo, con otras canciones a ver hasta donde llega, así sucesivamente. Haces camisetas y si agarraste una, bien, sino, no importa, ya sacarán otras distintas. Los que organizan los eventos no ganan nada, simplemente el hecho de que siga, de que fluya. Sí, tal vez a veces se pierde feria, pero lo vale. Conoces personas nuevas y se aprecia el apoyo, eso es lo importante. Darle ese significado de amistad y olvidar el formalismo. Tal vez inclusive se puede renegar en cuanto, bueno, no viene gente a las tocadas, pero se mantiene pequeño, por lo tanto real. No se contamina.


Ahora bien, algo que todavía sigue siendo una pared para estos estilos de música es lo que los chav@s llaman “escena”. Un lock mental que te imposibilita pensar fuera del cuadro.  Las personas que practican este tipo de música todavía se piensan así mismas como partes de una escena, pero lo interesante es que no hay nada de eso. Uno crea sus prejuicios y crea lo que llama la escena. En defensa de lo que es uno esencialmente se protege diciendo: “yo formo parte de esto”, sin embargo, eso debe morir junto con lo que se cree que es el rock n roll. Hay que matar al ego, olvidar que somos alguien, pensar que somos alguien, NO SOMOS NADA!. Nadie te esta mirando, tú crees que te miran. Simplemente hay que jugar, sin sentido. Como un juego de cartas o un juego de beisbol, donde no importa si ganas o pierdes, sino nomás es pasar el rato y disfrutarlo. Ahora todo se asemeja a lo que se puede llamar una comunidad. Donde todos parecen formar parte de lo que es la música. La persona que hace la tocada, el bato que toma las fotos, l@s dueños del bar, l@s que arreglan el sonido, l@s que hacen las camisetas, l@s que bailan, l@s que cantan las canciones, l@s que van a pistear, l@s que no van a pistear. Todos son la música, las bandas cargan la insignia del momento.

 Esto lo comparamos con la manera prehistórica de hacer música, obviamente algo ha muerto. Ya no hay un formalismo, en el que uno tiene ganar su lugar para tocar. Lamber bolas a no sé cuantas personas para que te den una oportunidad, oportunidad de qué? Ser como tú y tocar con bandas de lo peor que tiene el país que ofrecer en el auditorio de Tijuana, no gracias, estamos bien. No hay necesidad de estar en tus revistas, en tus programas de radio, en tus paginas selectivas, en tus festivales que patrocinan tus padres. La música se está haciendo de todos modos y me atrevo a decir que mejor que antes.